Por Sofía Salinas
“En la noche me desgarraron la piel, tengo arañazos en los brazos y en los genitales, me arrancaron toda la piel”, dice Filiberto con mirada adormecida “luché y luché hasta el último suspiro” hace una pausa y pregunta ¿Estoy muerto?
-¿Tú qué piensas?, responde el psicólogo.
- ¿Será posible que pasó eso?, insiste Filiberto, ¿que me arrancaran toda la piel?
- Ahora que venga el médico platicas con él, dice el psicólogo, o ¿qué quieres?
- Eso, platicar (se queda pensando)... me siento muy cansando. Me persiguen los fantasmas homo sapiens, yo tengo que luchar contra ellos, en mi alucinación no sé porqué me dicen tantas cosas, ayer me dijeron: no cabes en este mundo.
Es la segunda ocasión que Filiberto es internado en el hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez de la Ciudad de México, con mediana lucidez sabe que tiene 40 o 41 años, y que fue su madre quien lo llevó ahí.
Es de los enfermos mentales que les llaman agudos, cursa una crisis de alucinaciones común a las personas que padecen esquizofrenia, es la segunda ocasión que es confinado al segundo piso protegido por una puerta de hierro que se abre y cierra con llave, al que sólo personal autorizado tiene acceso.
Al entrar a ese lugar se observan pabellones con seis camas cada uno, los internos deambulan por los pasillos mientras llega el momento de comer.
En frente, hay otra puerta de hierro, es el acceso al área de mujeres.
Al ver entrar al psicólogo -quien saluda a cada una de ellas por su nombre, aunque algunas no lo recuerden- se acerca Rebeca...
-Otra vez me preguntaron que si soy Rebeca, les dije no, yo no soy Rebeca, yo estoy embarazada, estoy esperando un hijo y necesito atención (en ese momento descubre su vientre abultado), les dije, insiste ella, no soy Rebeca, yo voy a tener un hijo.
El psicólogo le responde a Rebeca con una leve sonrisa, es una mujer de edad avanzada, madre de 5 hijos y su vientre abultado es una hernia.
El psicólogo Benjamín Robles (quien pidió cambiar su nombre) dice en entrevista que los enfermos del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez son internados bajo el Modelo Hidalgo, que tiene el objetivo de rehabilitarlos y volver a integrarlos a la sociedad.
Sin embargo, por varias carencias y malos manejos en el hospital además de la falta apoyo de los familiares, se trata de pacientes reincidentes, algunos, abandonados de por vida.
El hospital psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez tiene una capacidad de 300 camas, actualmente se encuentran internados 276 pacientes mayores de 18 años, cuyos padecimientos están relacionados con la Psicosis, como Esquizofrenia paranoide, Depresión, Trastornos afectivos, y Psicosis Orgánica secundaria al consumo de sustancias.
La selección que se hace de los pacientes es administrativa, comenta Robles, por lo que todos los pacientes están mezclados.
“No hay francamente una clínica de esquizofrénicos, una de ansiosos, porque oficialmente no se ha hecho y tendría que hacerse para darle un seguimiento más claro a los pacientes”, expresa.
Existe una marcada diferencia entre hombres y mujeres en cuanto a padecimientos, comenta que es más observable en hombres los trastornos asociados al consumo de sustancias, drogas y alcohol, y en las mujeres los trastornos afectivos derivados de la relaciones de pareja o familiares.
“Las estadísticas dicen que las enfermedades mentales se presentan durante la segunda parte de la vida”, destaca “que es entre los 20 y 30 años, hasta los 45 y que están asociadas a situaciones estresantes por cuestiones económicas y por cuestiones de relación en la familia”.
¿En qué momento ingresa una persona a un hospital psiquiátrico?
Hay muchos detonantes, hay personas que están funcionando muy bien, y que de pronto ante una situación estresante, por ejemplo la pérdida de un familiar muy cercano, se deprime o se psicotiza, personas que ante la violencia, si su personalidad es frágil y no soporta mucha presión cae en ese estado también, hay factores orgánicos, problemas hormonales, pacientes que consumen sustancias, y también por eso el complejo el tratamiento, porque hay que encontrar el origen para poder dar el tratamiento adecuado.
En el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino no hay datos de pacientes rehabilitados pero se estima que el 50% de los pacientes tiene recaídas de por lo menos tres hospitalizaciones al año.
El Modelo Hidalgo en atención de salud mental
De acuerdo con la Declaración de México para la reestructuración de la Atención Psiquiátrica, firmada el 12 de octubre de 2006 por la Secretaría de Salud, así como por representantes de salud de los Estados, y a partir de la creación del Consejo Nacional de Salud Mental (Diario Oficial de la Federación Página artículo 35 página 75 del 19 de enero de 2004), la Secretaría de Salud Federal decidió favorecer y apoyar la implementación del Modelo Miguel Hidalgo de Atención en Salud Mental en todos los estados de la República Mexicana.
El desarrollo de este modelo contempla acciones de prevención, breve hospitalización y reintegración social.
El Modelo Miguel Hidalgo de Atención en Salud Mental, señala la declaratoria, es el instrumento nacional de la reestructuración de la atención psiquiátrica en México.
“A pesar de que el eje central del modelo es la oportunidad real de la rehabilitación de los pacientes”, comenta el psicólogo Benjamín Robles, “el principal problema al internarse un paciente es que se aisla de su medio social, de la esfera laboral, familiar”.
Las habitaciones del Fray Bernardino
Camas seguidas una de otra, numeradas y contrapuestas a más camas individuales también numeradas, ventanas cerradas por protecciones de aluminio donde se alcanza a percibir con escasa claridad el exterior a través del material plástico que funciona como vidrio, así es la estancia en los pabellones para hombres y mujeres, donde duermen, deambulan; y en un área libre de la entrada pueden ver la tele y comer en las mesas y sillas de plástico que son dispuestas a la una de la tarde para ese fin.
“A veces, hay pacientes que con tal de vivir en una casa, con su familia, se someten y tienen qué hacer de todo, prácticamente trabajan como esclavos o haciendo actividades que no desean hacer”, comenta Robles, quien lleva más de 10 años trabajando en el Fray Bernardino.
El trato a los pacientes
En el Hospital Fray Bernardino Álvarez hay en total 856 empleados en nómina, entre médicos, psicólogos, enfermeros y trabajadores administrativos.
Hay 94 Médicos residentes, 60 Estudiantes en servicio social, principalmente psicólogos y técnicos en rehabilitación.
El Modelo Hidalgo está basado también en el respeto cabal a los derechos de los usuarios de recibir una atención integral de salud mental con calidad y calidez, sin embargo, comenta, esta es otra de las carencias por parte del personal del Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez.
“Hay enfermeros, hay psicólogos, hay médicos, pero el trato en general llega a ser muy impersonal, habría que afinar mucho eso para que fuera un poco más cálido, porque, paradójicamente se trata de expertos en salud mental, y es muy frío y poco cercano a los pacientes.
“No se le tolera al paciente que no respete límites, que pueda ser agresivo, que pueda decir cosas fuera del marco de la realidad o incongruencias, que esté sucio, y termina por recibir un trato frío, distante”.
Las principales denuncias
“Hay pacientes que hablan de abusos sexuales, de golpes, de manipulación de parte de los enfermeros, de abuso en la administración de los medicamentos”, comenta el psicólogo.
“En el caso los medicamentos, los enfermeros, algunos, argumentan y puede ser entendible pero no justificable, que, imagínate un enfermero con 40 enfermos psiquiátricos, para controlarlos él decide elevar el nivel de somníferos por ejemplo y con eso los controla.
“Los médicos podrían justificar que es una dosis que se maneja para poder controlar a un paciente agresivo, pero si observas el estado de los pacientes en general te das cuenta que hay una gran influencia de los medicamentos en ellos.
En el caso de las denuncias por abuso sexual por parte de los enfermeros, los pacientes del Fray Bernardino enfrentan otra vejación, la falta de credibilidad por la condición en que se encuentran.
“La denuncia no prospera porque el personal se sale por la tangente diciendo “cómo le pueden creer a una persona que padece de sus facultades mentales”, como si no se les tuviera qué creer nada”, lamenta Robles.
El suicidio en el psiquiátrico
En el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez existe una unidad de cuidados intensivos donde se pone a los pacientes que tienen riesgo suicida, hay cámaras y personal de vigilancia las 24 horas, sin embargo, algunas veces llegan a consumarlo.
“A veces ha habido negligencia porque se han colgado con las sábanas en la regadera, o se han lanzado de algún piso, aunque han sido más casos de ahorcados.
“El principal padecimiento que los lleva al suicidio son depresiones psicóticas, abunda, en las que el paciente está severamente deprimido y además tiene ideas psicóticas como de que él ya está muerto, que su cuerpo no es su cuerpo, que su misión en la vida ha concluido, o tiene la idea que a través de inflingirse un dolor va acabar con el mal y va a poder reencarnar y curarse”, comenta.
La familia y el enfermo mental
Es muy importante el contexto familiar, indica el psicólogo Benjamín Robles, pues la familia es quien da contención, es el núcleo al que todas la personas pertenecemos y la idea es que los familiares puedan entender lo que sucede con un enfermo mental.
“Pero también se ha observado que a veces los pacientes tienen que tratar de recuperarse a pesar de la familia, es decir, la familia también detona la enfermedad mental en los pacientes” afirma.
“Hay pacientes que egresan de aquí y el mismo día regresan al hospital porque la familia se los maneja como “si te portas mal o si no te sometes a lo que yo quiero te regreso al hospital”.
“Hay algunos casos en los que están en juego propiedades, herencias”, explica Robles, “hay pacientes que están en juicios de interdicción, que es un proceso legal a través de los cuales los familiares o alguien externo está intentando retirarle todos sus derechos legales a los pacientes y para lograrlo se necesita un juicio o un peritaje que diga que el paciente no es capaz de decidir por sí mismo.
“Son juicios en los que al paciente se le hace inimputable, es decir, en todos los actos que el paciente cometa no se le puede fincar responsabilidad y es un dispositivo legal, pero que algunas veces está manipulado por cuestiones económicas, y también sucede mucho cuando están en disputa los hijos, y la contraparte quiere argumentar que la mamá o el papá no tiene la facultad para cuidarlos y se les somete a ese juicio para retirarles la guardia y custodia o la patria potestad.
“Existe la manipulación que hacen los familiares de los pacientes, estresándolos o privándolos de su medicamento para generarles una crisis con la clara intención de que el paciente sea susceptible de un internamiento”
“A lo mejor no es un porcentaje muy alto”, enfatiza, “pero el abandono del enfermo por parte de la familia crece conforme avanza el tratamiento, hay casos que venga la familia a visitarlos al principio, pero poco a poco, como va evolucionando la enfermedad, el apoyo de los familiares disminuye”.
¿Qué pasa cuando dan de alta a un paciente y no llega su familiar por él?
“Generalmente hay un responsable de la familia, pero a veces dan datos mal para ya no hacerse cargo de él y desaparece, cuando lo traslada una patrulla a un Ministerio Público, ellos tienen qué encargarse de encontrarle un albergue.
“Cuando la familia los abandona, porque muchas veces lo traslada una ambulancia a su casa y no lo reciben, entonces es un problema porque tienes qué buscar una institución que los atienda, en ese caso son víctimas sociales, porque todo mundo los rechaza.
“Este es un hospital de corta estancia, a veces pasa más de un mes que fueron dados de alta y no vienen por ellos, se trasladan a las granjas que son hospitales donde viven personas que tienen 30, 40 años hospitalizados ahí, toda su vida.
Entre la calle y el psiquiátrico
Algunos pacientes del Fray Bernardino parecen estar bien, conversan con claridad, conviven, se muestran cordiales e incluso apoyan a sus compañeros, el psicólogo Benjamín Robles explica esta situación.
“La enfermedad mental no es permanente en las personas, tienen episodios, y hay momentos donde están lúcidos, como el paciente paranoide que es muy lúcido, muy consistente.
“Pero hay pacientes que francamente te dicen que ellos prefieren estar aquí, a vivir con su familia, en la calle, tener responsabilidades o alguna actividad”.
Para el psicólogo Robles “el sistema de salud mental en nuestro país es inoperante, tendría qué haber una reforma que permitiera que los pacientes estuvieran más en contacto con su medio, que tuvieran una oportunidad real de reintegrarse tanto médica como socialmente.
“Esto apuntaría hacia la posibilidad de que hubiera menos pacientes, en la medida que el hospital pudiera rehabilitar y recibir nuevos pacientes, la atención sería de más calidad, sería mucho más eficaz, y es una de las partes que también propone el Modelo Hidalgo, estructuras que permitan al paciente reincorporarse", concluye.
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